Construyendo el paraíso terrestre.
LA ERA DEL DÍA
Los seguidores del Johrei son ese grupo nacido en Japón, cuyos miembros suelen tocar tu cabeza, enunciar un par de oraciones y mirarte fijo a los ojos para convencerte. Toman asiento frente a ti y dicen, por ejemplo, que el alivio se da a través del intercambio de energía positiva. ¿Pero, puede un misionero calmar el sufrimiento? ¿Qué ocurre cuando creer o no creer se torna un dilema?
2009, un año conveniente, considerando que es la era del fantasma de la tecnología. Al menos eso era lo que muchos de nosotros pensábamos y creíamos hasta el momento. Sin embargo, reaparecieron movimientos antiguos, casi olvidados, no todos creen en ellos, pero la verdad es que encierran el inicio de un nuevo rumbo. Puede que ni siquiera la mayoría crea en esto. Pero muchos sí.
Algunos renuncian a sus trabajos para convertirse en misioneros o predicadores a tiempo completo. Otros toman medidas decisivas como el cambio de apariencia y forma de vida, asegurando con fe que ellos reirían al último cuando las personas sean curadas en sus manos. Tal vez.
Así pues, Mario pertenece a este grupo. Los creyentes.
Él era, como cualquier otro individuo, con dificultades y problemas. También creía en el catolicismo. Y por su forma de platicar, estoy segura de que aún cree. Siempre tuvo una vida malhadada, en cuanto a problemas de dinero y personales, pero sobre todo de salud. Así, mientras todos asumían las complicaciones diarias, los cuales son normales en la vida cotidiana, Mario, por influencia de un amigo, tomó una decisión puntual. Recibir el Johrei, decía que luego de tomar la sesión su existencia iba mejorando, dejando de lado una de sus frases favoritas: “Mi vida es una desgracia”.
Ahora es común encontrarlo arrodillado, elevando una oración de agradecimiento frente al altar del Johrei Center, con fervor en sus ojos, encomendándose a este tipo de curación espiritual.
Monte Nokoguiri, Japón, 1931, a 16,770 kilómetros de la ciudad de Chiclayo. Era el territorio más conveniente para levantar una oración. Mokichi Okada y veintinueve acompañantes se encontraban en el lugar. El sol estaba disponible, piedras y un hermoso prado verde. Se escucharon entonces todos en una sola voz, un rezo envuelto de agitación y solemnidad; y el sol brilló más. Mokichi lo entiende como una revelación, una señal divina. Precisamente denomina al método de canalización de la energía vital del universo para el perfeccionamiento espiritual y físico del ser humano, como Johrei.
El hombre esta en busca de respuestas, y en esta búsqueda es común encontrarse con diversas doctrinas; pero, ¿Sabemos cuál es la salvación espiritual? Esta palabra casi controversial, no es más que la semblanza de las leyes de Dios. El pecado nos separa de Dios, y sin él, nos introducimos cada vez más profundo en el pantano de la miseria, la confusión y la perdición.
Cerca de 3 millones de personas en todo el mundo están preparados para transmitir Johrei gratuitamente en los llamados Johrei Center, o en hogares, hospitales, escuelas, es decir, en muchísimos lugares se puede recibir Johrei.
Hay que experimentar el famoso Johrei para saber si verdaderamente produce algún efecto. Era usual que a diario por la noche, alrededor de las seis, Tania, cuya principal cualidad es la curiosidad, se asomara por la pequeña ventana del llamado templo Johrei Center, Urbanización Villarreal. El aroma era agradable, atrayente. Una mezcla de incienso y café y una enorme tela colgada en la entrada indujeron a la curiosa joven a entrar. Los increíbles ornatos de oro y plata la mantuvieron distraída. En instantes, una señora de apariencia extraña y especial caminar, miró directo a su rostro y con el aroma de loción de rosas en la palma de la mano, dijo: “Buscaré que la salud, prosperidad y la paz, surjan en tu vida”.
Después de charlar, y presentarse como la misionera Luz Castillo, juntó las manos e inclinó la cabeza, creo fue un saludo japonés, no sé. Cerró los ojos, movía lentamente los labios como si recitará alguna oración. Su mano a la altura del estómago y después de 15 minutos, Luz hace una reverencia, sonríe y pregunta a Tania: “¿Experimentaste el calor corporal?”, mirando fijamente a los ojos de la principiante de Johrei.
La incomodidad que causaba la implacable mirada de la señora se plasmó en la respuesta.
“Sí…”, contestó.
Inmediatamente la expresión de la autodenominada misionera cambió, al ver que la sesión tuvo el éxito esperado.
14 millones de personas en el mundo practican el johrei, es decir aproximadamente la cantidad de población del vecino país de Ecuador. Este grupo de personas son una muestra de como se manifiesta la fe. La cual es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; estar convencidos de la realidad de las cosas que no vemos.
Es difícil encontrar respuestas a tantas preguntas relacionadas a la salvación espiritual. Por un momento creí que el Johrei daba una resurrección espiritual. Pero no fue una respuesta. Algunos de los predicadores y misioneros de esta congregación intentan sanar, y sólo eso. Los tiempos cambian. Las doctrinas se adaptan. Los que no lo hacen, a menudo se quedan atrás o son llamados incrédulos. Por desdicha, muchos de nosotros simplemente seguimos con una lección, no del hombre, no del Johrei. Sólo cumplimos con la voluntad de Dios.
Por: Lorella Priscila Otiniano Castillo.